2009-11-05

Trinity Blood

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Si existe una serie de anime que me haya "llegado" como pocas y que me haya mantenido con la nariz pegada a la pantalla esa es Trinity Blood.

Di con ella casi "por casualidad", al leer una recomendación en el foro macrossgeneration. Lo qué más me llamó la atención en ese momento fue el término "sacerdote del Vaticano", porque me dije que sería interesante el ver como los nipones abordaban un tema así =P Obviamente, no tenía ni mísera idea de lo que el concepto como tal era.

La historia comienza con una pequeña mención del Armagedón, y continúa mostrando una típica escena cotidiana para presentar al protagonista que, como muchos del anime en todos los tiempos, es atolondrado y sumamente glotón. Desde el principio Abel Nightroad presume de ser el clásico "rostro bonito" de la historia; aunque poco a poco la evidente simpleza del personaje se vislumbra como un camuflaje perfecto al ser más complejo dentro del universo de la serie.

Desde el primer capítulo y a lo largo de 24 de ellos, la historia me enganchó, no sólo porque es una delicia el diseño de personajes y ambientes, sino también porque se las ingenia para combinar elementos que a mí, en lo personal, me fascinan: la intriga política, la intriga vaticana (no creo que cuente como política sola, más bien creo que es un género que se cuece aparte), la fe religiosa, el humanismo, el género apocalíptico y bastante dosis de acción; todo con un romance trágico de fondo

Debo reconocer que Trinity Blood siempre la he mirado "desde la fe" y también desde mis inconscientes sueños respecto al futuro. Porque, es increíble la manera en que la historia parodia la realidad de un mundo que se mueve entre la religión y la política. El mundo controlado por el Vaticano (marcado por una cotidianeidad que se asemeja a la cultura occidental) se antepone al controlado por el Imperio (que aparece con fuertes influencias musulmanas y orientales) y, en medio de éstos, hay espacio para ideas individualizantes (como el reino de Albión, una potencia más fundamentada en la tecnología y el poder que esta acarrea y el territorio de Itsvania, un lugar límite entre el Imperio y el Vaticano). A lo largo de 24 episodios la serie nos muestra la lucha de "altos puestos" de todo el orbe conocido, por configurar un mundo a su medida y la intervención de organizaciones extremistas ansiosas de desequilibrar la cotidianeidad (representadas por la orden Rosencreutz). La historia hace hincapié en los héroes de calle, en las personas comunes convencidas de que se puede coexistir en paz y que se las ingenian para entablar sus propios acuerdos ignorando las directrices de los poderosos

¿Porqué "mirada de fe?" Bueno, he aquí algunos puntos:

**La cardenal Sforza, por ejemplo, representa un futuro posible; aunque escabroso sobre un tema que la Iglesia Católica ha pospuesto indefinidamente, sino es que sepultado en la tumba del mismísimo San Pedro: la ordenación de mujeres

**El Santo Padre aquí es producto de una especie de "monarquía democrática" y resulta interesante que sea prácticamente un adolescente, sin mayor conocimiento de nada y fácilmente manipulable, que ha sido electo en cónclave, sí; pero que es cardenal gracias a ser hijo del pontífice anterior lo cual trae a colación otro aspecto hasta ahora inconcebible en el mundo romano: el tema de los sacerdotes casados y la abolición del celibato (¿Será coincidencia?).

**Por otra parte, aparece la organización AX y el ejército del Santo Oficio como demostraciones claras de que el Vaticano ha evolucionado para convertirse en una potencia bélica (Lo cual lo aleja definitivamente de la imagen pacifista y pone de manifiesto que, al menos para los fines de la serie "el reino sí es de este mundo" ¡Ah! ¿Alguien recuerda las cruzadas?)

**Mención aparte merece el aspecto de "tolerancia" que permea todo el ambiente vaticanista (Un sueño: lo sé); así como el hecho de que el servicio al prójimo está bastante olvidado en el argot vaticano, preocupado más por las delimitaciones territoriales y las amenazas contra la seguridad de los ciudadanos

Aún así; pienso que puedo conservar mi mirada de fe gracias a ciertos aspectos interesantes en demasía que aparecen salpicando cada capítulo:

Primero: Abel Nightroad es un sueño de emisario, preocupado por hacer el bien a toda costa y no sólo por imponer a otros la visión del Vaticano. En él se conjugan prefectamente todos los aspectos del "llamado" o "vocación", porque un incidente que marcó su existencia es la razón que le lleva a proteger siempre a los humanos. Abel camina por la vida repartiendo gotas de esperanza; a pesar de su propia oscuridad

Segundo: La lucha de poderes en el Vaticano, representada por la cardenal Sforza (del lado de haz el bien aunque no seas muy fiel a los procedimientos y aunque los demás no te lo agradezca) Y otro de los cardenales (Del lado de la megalomanía y la soberbia) frente al Santo Padre (del lado del "no sé qué diablos pasa, pero ¡adelante!" -típica de cualquier cardenal que asciende al papado en la Roma de este mundo, me temo) es bastante refrescante; porque ¿A qué alma noble y un tantitín maliciosa no se le ocurriría que las cosas en la Roma de San Pedro son una pelea de perros?

Tercero: La reunión de personas bajo una misma bandera uniendo fuerzas para, mientras se lucha por objetivos comúnes, alcanzar objetivos personales me parece más cercana a la visión de vocación que otra cosa.

Cuarto: La existencia de personas nobles y comprometidas con el bien en todas partes, tanto del lado del Vaticano como del Imperio, en el régimen Itsvano como en Albión, que ven más allá de fronteras, ideologías y creencias y son capaces de establecer alianzas perdurables y positivas (No sé porqué pero aquí me recuerda a personajes relevantes en la lucha por los derechos humanos y en el desarrollo científico)

Quinto: El planteamiento, muy escondido, eso sí, pero que se vislumbra en cada saga, capítulo tras capítulo, de que el cambio en régimenes políticos y la anulación de fronteras ideológicas y geográficas está a cargo de los individuos de la calle; más que en individuos que ostentan el poder.

Así las cosas, aunque el Espíritu Santo y la Divina Providencia no sea mencionados ni de pasada (Hey! Ni siquiera escuché una mención a "Dios" en toooda la serie"). Cuando miro Trinity Blood me siento espiritualmente fascinada porque... ¡Sé que Dios está por algún lado!

¿Creen que me volví loca? Tal vez; pero lo cierto es que...

¿Quién sino un poder superior trazaría un camino para Abel Nightroad llevándolo de exterminador de la raza humana a su protector? (Como a tantos hombres de fe...)

¿Quién sino el Espíritu Santo jugaría con los tejemanejes del Vaticano depositando el cetro pontificio sobre un niño? (o sobre la encarnación de Lucifer -según algunos detractores de Ratzinger... =P)

¿Quién sino la Divina Providencia permitiría que Ester sobreviviera para gobernar un pueblo?

¿Quién, sino el Todopoderosos, elegiría permanecer anónimo, incluso en una serie de animación?

En fin, una serie para disfrutar de principio a fin, para emocionarse, para sentir cómo las tripas se retuercen ante la expectación y cómo el corazón se enternece ante los pequeños detalles de bondad que, de cuando en cuando, convierten a los personajes en algo palpable y que trasciende la pantalla.Aquí cada personaje está convencido de lo que desea y es capaz de jugarse la vida para hacer valer su causa. Estaría bien aprender un poco de eso, ¿Verdad?

Una serie oscura, también, llena de matices tan profundamente arraigados en la humanidad real que asusta; porque en ella también está implícito el mensaje de que el hombre será el causante de su propia destrucción, si elige el camino equivocado y elige servirse de los demás en vez de lo contrario



PD: ¡Aún sueño con mandar a Benedicto una copia y pedirle que rediseñe la plaza de San Pedro! XD ¡Que me ha fascinado cómo aparece aquí!

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